¿Y si te regalaras cada día un pequeño momento solo para ti? Solo 15 minutos.
No para avanzar en una lista de tareas, no para ordenar, no para desplazarte... sino para crear.
Pegar diamantes, bordar algunos puntos, aplicar algunos colores, ensamblar algunas piezas.
Una simple pausa creativa. Y créeme, estos 15 minutos pueden cambiarlo todo.
1. Para desconectar de la mente (y reconectar contigo mismo)
Cuando creas, estás en el momento.
No más “debo”, “tengo que”, “olvidé...”. El cerebro se calma, el ritmo se ralentiza.
Es un poco como presionar “pausa” en tu día, sin culpa. Solo para respirar.
2. Para salir del modo automático
Nuestros días pasan a una velocidad vertiginosa.
Despertar, trabajo, mensajes, tareas, obligaciones. Crear, incluso un poquito, es retomar el control de tu tiempo.
Es elegir dedicar una parte de tu día a algo simple, dulce, personal.
3. Porque realmente no lleva mucho tiempo
No siempre tenemos dos horas libres. Y no importa.
Lo que importa no es la duración, sino la regularidad.
15 minutos son suficientes para llenar un área en DP, colocar algunos píxeles, hacer algunos puntos de cruz o colorear una hoja, sin presión.
4. Porque es bueno para el ánimo (y la confianza)
Crear, incluso un poquito cada día, refuerza la autoestima.
Ves las cosas avanzar. Terminas algo.
Disfrutas del proceso. Y eso es profundamente gratificante.
También es una hermosa manera de decirte: “Merezco este momento para mí”.
5. Porque a menudo olvidamos hacernos bien
Pensamos en complacer a los demás. En responder mensajes. En ser útiles.
Pero hacernos bien a nosotros mismos, voluntariamente, cada día... eso cambia la postura interior.
Te recarga, te reequilibra.
Conclusión: 15 minutos para crear, 24h para sentir los beneficios
¿Y si tu momento de creación se convirtiera en un ritual?
Como una taza de té caliente, un rayo de sol o una canción suave.
No necesitas “producir” algo. Solo necesitas atreverte a detenerte... y crear.
Regálate estos 15 minutos y observa lo que cambia, en ti.